El cuidado de la piel puede llegar a ser desalentador con la nueva moda de las rutinas coreanas de 10 pasos. Pero la verdad es que nadie empieza así.
Un buen ritual de cuidado de la piel comienza con sólo un puñado de productos, y 4 pasos básicos, hasta que se llega al punto de determinar las necesidades individuales de la piel. Sólo entonces entran en juego los pasos específicos de la piel, como serums, ampollas y ácidos.
En primer lugar debes determinar cuál es tu tipo de piel. Los 4 tipos más habituales son: normal, seca, grasa y mixta.
- La piel normal es lisa, sin zonas escamosas ni exceso de grasa. Este tipo no suele sufrir de problemas como acné o sensibilidad.
- La piel seca suele estar tirante, escamosa y enrojecida.
- La piel grasa suele dejar un notable brillo en todo el rostro. El acné y los puntos negros a menudo están presentes, aunque no siempre van de la mano. Es importante concentrarse en equilibrar la producción de grasa en lugar de extraerlo.
- La piel mixta, en comparación con la piel grasa, deja un brillo en la zona T, pero está seca en las demás zonas. En este caso, las diferentes áreas pueden tener diferentes necesidades.
Una vez tengas esto claro, vamos a destacar las 4 necesidades básicas de cualquier piel.
Las formas correctas de limpiar, exfoliar, hidratar y proteger tu piel
1: Limpieza
Es el primer paso para cualquier ritual de cuidado de la piel, y el más importante, pues es el que deja la piel limpia y preparada para absorber correctamente los activos que añadas a continuación.
Sin una limpieza correcta, probablemente los demás pasos servirán de muy poco, pues no penetrarán correctamente en la piel. Así que vamos a ver cómo se realiza una limpieza adecuada.
Lo primero, necesitas encontrar un buen limpiador que sea adecuado para tu tipo de piel. Es importante que sea suave, y deje tu piel fresca e hidratada. Evita los jabones en barra que tienden a resecar en exceso la piel.
Si tu piel es seca, puedes utilizar una leche limpiadora o un agua micelar para no tener que aclarar, ya que el agua puede resultar dura con la piel.
¿Cuándo debes limpiar? Obligatoriamente todas las noches, antes de irte a la cama, aunque no te maquilles. Con la limpieza nocturna conseguiremos eliminar toda la suciedad, la grasa, el sudor y demás impurezas que se han acumulado durante el día.
Por la mañana no es obligatoria la limpieza, aunque si recomendable, especialmente en el caso de las pieles grasas, ya que por la noche también se acumula exceso de grasa y aceite, además de sudor y bacterias. Aquí te lo explicamos más detalladamente.
Ten cuidado con limpiar con demasiada frecuencia, solo conseguirás que la piel produzca más sebo para contrarrestar la sequedad.
Es recomendable seguir el método de doble limpieza facial. Aquí te cuento cómo lo puedes implementar.
En el caso de que tengas maquillaje, desmaquíllate primero con un producto adecuado y un disco de algodón, y después procede a la limpieza. El área alrededor de los ojos es bastante delicada, así que no tires ni arrastres demasiado fuerte.
¿Cómo limpiar? Una vez eliminado el maquillaje, aplica una cantidad de limpiador del tamaño del tamaño de una moneda de 10 céntimos sobre la piel, repártelo con movimientos circulares por todo el rostro, espera 10 segundos, y aclara con abundante agua tibia.
Nunca se laves la cara con agua muy caliente o muy fría, ambas pueden causar rotura de capilares y hacer que tu tez se irrite.
Al final de la limpieza, tu piel debe sentirse fresca, limpia e hidratada. No debe estar seca o tirante, y mucho menos debe picar o escocer. Si te ocurre esto último, cambia de limpiador.
Aprende aquí cómo hacer un limpiador facial casero.
2: Exfoliación
La exfoliación es el paso que más se olvida en una rutina semanal de cuidado de la piel. Pero cuando se hace correctamente, hace cambios notables en cualquier piel de forma casi inmediata.
La función de la exfoliación es simple, eliminar las células muertas de la superficie de la epidermis para que las células nuevas revelen una nueva textura más fina y radiante.
El debate está en cuánto se tiene que exfoliar. Unos dicen que hay que hacerlo todos los días, mientras que otros recomiendan solo una vez a la semana. Todo dependerá de la piel que tengas; por eso, es esencial que conozcas tu piel.
Después de la exfoliación tu piel no debe estar roja o irritada, sino suave y resplandeciente. Si tienes estos problemas, cambia de producto exfoliante o hazlo con menos frecuencia.
Al elegir un método de exfoliación, recuerda que debes tratar tu piel con suavidad. Si tiene unos cristales o partículas muy grandes, pueden desgarrar la delicada piel del rostro, y los microdesgarros no son buenos.
Aquí están las opciones más habituales de exfoliación:
- Un exfoliante facial: Generalmente son geles plagados de partículas exfoliantes, como azúcar o semillas de frutas que ejercen una exfoliación mecánica.
- Una toallita: En formato toallita, enriquecida con activos que favorecen la renovación celular, además de incluir microesferas en su tejido para conseguir una acción exfoliante, mecánica y biológica.
- Tratamiento de microdermabrasión: Realizada en casa o en cabina, la microdermabrasión utiliza un aparato que «lija» suavemente el rostro para eliminar las células muertas de la piel y revelar la capa más fresca y radiante de la piel.
- Exfoliaciones químicas: Generalmente utilizan ácido glicólico (u otro alfahidroxiácido similar) en una alta concentración para «quemar» la capa superficial de la epidermis. Este procedimiento debe realizarlo un profesional.
- Retinoides: Los retinoides en crema también funcionan eliminando la capa superior de células muertas de la piel, mientras que también generan colágeno en la piel. El colágeno es la fibra estructural de la piel, y a medida que envejecemos, se descompone, creando arrugas y poros abiertos.
3: Hidratación
Otro básico imprescindible: la crema hidratante. Si tienes la piel seca, debes invertir en un buen humectante que mantenga tu piel con una óptima hidratación en todo momento.
Lo mejor es que incluya ingredientes que atraigan el agua hacia la piel, como el ácido hialurónico; además de oclusivos (aceites naturales oliva, aguacate, jojoba, almendras, etc.) que impidan que el agua se evapore.
¿Cuánto debes hidratar? Tu piel te lo dirá. Las pieles secas necesitan hidratación a diario, después de la limpieza por la mañana y por la noche. Las pieles grasas también necesitan hidratación, pero en menor proporción, ya que un exceso puede obstruir los poros.
Cuando tu piel esté tirante o escamosa, es que está deshidratada, y es el momento de hidratar. Pero no esperes a que aparezcan estos signos para actuar.
¿Otra forma de añadir un plus de hidratación? Utiliza un tónico. No solo eliminan todos los restos de aceite, maquillaje y suciedad, también equilibran el pH de la piel e hidratan.
Los tónicos de hoy no son los de hace un par de décadas. Son mucho más suaves, llenos de antioxidantes e hidratantes, y pueden hacer que incluso la piel más seca se vea vibrante.
Y por supuesto, no te olvides de hidratar la delicada piel de alrededor de los ojos. La piel alrededor del ojo no contiene tejido graso y por lo tanto es muy delgada y susceptible a las arrugas.
Las cremas especiales para el contorno están formuladas para hidratar esta área sin saturarla, como puede hacer un hidratante facial, así que asegúrate de utilizar un contorno de ojos hidratante a diario, antes de aplicar el facial.
Paso 4: Protección
La principal causa de la aparición de las arrugas es el daño solar, por lo que es de vital importancia usar un protector solar de al menos 30 SPF, todos los días, incluso en invierno y en días nublados.
No solo previene las arrugas prematuras, ayuda a minimizar las manchas oscuras, también proporciona una protección muy necesaria contra los rayos UV que causan problemas de cáncer.
Asegúrate de que sea calificado como de alto espectro, que quiere decir que bloquea tanto los rayos UVB como los UVA, ambos perjudiciales. Y que sean resistentes al agua si vas a estar en la playa o piscina.
Los protectores solares de uso diario, en particular las formulaciones en gel, suelen ser más ligeros y de fácil absorción. Además, no dejan un tono blanco como antiguamente.
Los protectores solares con color generalmente funcionan como una crema BB y como protector solar. También los hay en formato polvo, para retocar encima del maquillaje cada vez que salgas a la calle.
No olvides utilizarlo generosamente y repartirlo por todas la zonas, en especial las áreas más olvidadas, como las orejas o la nuca.