Hubo un tiempo en el que lavarme la cara era un paso tan simple como coger jabón, agua, frotar y aclarar. De vez en cuando añadía un exfoliante a la mezcla si me sentía particularmente motivada, y una mascarilla en esas raras ocasiones en las que mimaba mi cutis durante unos minutos.
Como no podía ser de otra manera, cuando a continuación me pasaba un algodón cargado de agua micelar o tónico por la cara, salía cubierto de restos de maquillaje y suciedad.
Estaba claro que el jabón y el agua no estaban eliminando todo lo que mi cara había acumulado en el transcurso del día, y probablemente todavía quedaba suciedad, incluso después de pasar el disco de algodón.
En lugar de cambiar mi rutina nocturna de cuidado de la piel, asumí que esto era normal y seguí haciendo lo mío. Mi piel nunca había cooperado y me había resignado a tener una cara con imperfecciones.
No recuerdo cuándo ni cómo descubrí por primera vez el fenómeno de la doble limpieza pero, cuando lo probé, mi piel respondió casi inmediatamente.
Después de casi dos años de doble limpieza religiosamente cada noche, mi piel nunca se ha sentido o ha lucido más bonita y sana. Y aunque definitivamente hay todo un grupo de productos que sin duda han contribuido a ello, todo comenzó con la doble limpieza.
¿Qué es y por qué deberías hacer una doble limpieza?
Aunque añade un paso a la rutina que generalmente estás acostumbrada a hacer, en realidad sólo te llevará un minuto o dos, te lo prometo. Y vale la pena, te lo aseguro.
Como su nombre indica, la doble limpieza significa lavarse la cara dos veces: una vez con un limpiador a base de aceite para eliminar el maquillaje, la suciedad, el exceso de grasa y la piel muerta, y otra con un limpiador más «tradicional» a base de agua para limpiar con más profundidad el cutis.
Necesitas estos dos tipos de limpiadores porque ¡sorpresa! hay dos tipos de suciedad que se encuentran en tu piel: suciedad a base de aceite como el maquillaje y la contaminación, y todo lo demás, como el polvo, el sudor o la saliva.
Y como la ciencia nos dice que la grasa y el agua no se mezclan, es necesario utilizar dos tipos de limpiadores, uno a base de aceite para retirar las impurezas aceitosas y la grasa extra del cutis, y otro a base de agua para quitar el resto de suciedad.
¿Un aceite limpiador? Sí, este producto atrae la grasa de las glándulas sebáceas y el aceite de la cara en forma de maquillaje, protector solar y contaminación, lo que significa que limpiará en profundidad tu cutis sin afectar a los lípidos y ceramidas entre las células de la piel; es decir, no dejará tu cara en carne viva, seca y tirante como hacen una gran cantidad de productos de limpieza.
Luego, el limpiador espumoso se abre paso para eliminar cualquier residuo restante a nivel de la superficie y purificar profundamente la piel.
¿Otra ventaja de la doble limpieza? Una piel bien limpia también hace que sea mucho más fácil que cualquier producto que uses después (suero, crema hidratante, aceites, etc.) se absorba y haga mejor su trabajo.
¿Qué productos debo utilizar?
Como he dicho anteriormente, necesitas un limpiador a base de aceite y un limpiador espumante suave.
Si no tienes una piel súper sensible, puedes intentar usar aceite de coco para ese primer paso, o uno de estos limpiadores caseros. Si este ingrediente no te funciona bien, busca algo más específico, como un «aceite de limpieza», que generalmente están compuestos por una mezcla de grasas naturales, o en su defecto un agua micelar.
Tanto los aceites como el agua micelar aprovechan el poder de los aceites y otros ingredientes naturales para eliminar la suciedad, las impurezas y el maquillaje sin despojar a la tez de sus grasas naturales esenciales.
También necesitarás un paño suave y limpio para retirar el producto, pero de esto hablaremos más adelante.
Para el segundo paso, un limpiador suave se pondrá a trabajar en la suciedad a base de agua que todavía acecha en tu piel. Si tienes la piel más grasa, usa un limpiador espumoso, y si tu problema es la sequedad, busca un limpiador con agentes hidratantes o incluso una leche limpiadora.
Tienes las mejores opciones en este artículo.
¿Cómo hago una doble limpieza?
Paso 1:
Calienta en la palma de las manos una o dos dispensaciones de aceite limpiador frotando las palmas juntas durante unos minutos. Una vez que se haya calentado, apóyalo sobre el rostro y repártelo son un suave masaje sobre el cutis (sí, maquillaje y todo) durante 30-60 segundos.
Realiza movimientos lentos y firmes para introducir el producto en la epidermis. Me gusta mover mis manos en círculos desde el cuello hacia arriba, pero depende totalmente de ti. Mientras realizas el masaje, también ayudas a mejorar el flujo sanguíneo y a activar los ganglios linfáticos para que tu piel brille aún más.
PD. No te alarmes cuando los restos del rímel y delineador suban hasta las cejas y bajen hasta las mejillas, esto significa que el proceso es correcto.
Coge una toallita limpia y ponla en remojo en agua tibia por un rato. Sácala para que esté húmeda (pero aún caliente) y colócala sobre todo el rostro durante unos 30 segundos.
El calor y la humedad ayudarán a aflojar el maquillaje y la suciedad que el limpiador ha acumulado. Luego utiliza la misma toallita para limpiarlo todo.
Si utilizas agua micelar, puedes retirar la suciedad y el maquillaje simplemente con un disco de algodón.
Paso 2:
Utiliza una pequeña cantidad del limpiador elegido y masajéalo en la piel durante aproximadamente un minuto con las yemas de los dedos. Asegúrate de que estás cubriendo toda tu cara, cuello y mandíbula.
Aclara bien con agua tibia para eliminar los restos. Seca ligeramente tu rostro con una toallita limpia o un tissue. Tu piel ya está limpia y preparada para recibir los beneficios de tus serums, hidratantes y cremas favoritas. Asegúrate de que le aportas algo nutritivo después de la limpieza, ya que este es el mejor momento para que tu tez reciba ingredientes activos buenos.
Admira tu piel limpia, profundamente hidratada, feliz y saludable. Repite este proceso cada noche antes de acostarte, o siempre que te maquilles y estés en la calle durante mucho tiempo.
Descubre aquí las 4 necesidades básicas del cuidado de la piel.